Angeles Grices

Existe una raza de hombres distintos caminando sobre el planeta. Una especie de Anglés grises, hombres de espíritu atormentado, de aburrimientos tempranos, de mentes inquietas. Rebeldes mentales. Prefieren dar ritmo a sus propios pasos, antes que dejar que la fanfarrea mundial les diga que hacer, caminan de noche ya que no encuentran en la luz sus verdades, estudian lo que quieren. Viven su vida al máximo, disfrutan de cada humanidad, de cada pecado, de cada momento.
Mucho se dice de estas inestabilidades, se dice que no pueden pelear contra aquellos que dedican su viada al esfuerzo de pulir una rutina, de aquellos que buscan la libertad en las ataduras, hombres de imágenes perfectas salidas de algún libro marketinero, zapatos pulidos, peinados de surcos perfectos, nudos simétricos. ¿Serán estos hombres los que verdaderamente dominen el mundo? ¿Los que juegan en primera? Tal vez. ¿Pero quienes inventaron la pelota? Nada se cae desde los esquemas. Nada se cae de aquellos que leen páginas, en vez de meter la mano hasta el codo en su propio destino, y escribir de puño y letra las suyas.
Si me preguntan, así casi trasnochado, diré que prefiero ser una ángel gris, prefiero correr con las crines largas sobre la frente, antes que cortas y sobre el cuello. Prefiero el acero de la espadad y no el de los grilletes. Prefiero la redención por pecados públicos, que la condena por pecados privados.