domingo, febrero 24, 2008

No se si corresponde

¿Si te extraño?. Sí, lo hago.
¿Si aún te amo?. Esa no es una pregunta. Ya lo sabes.
¿Si se que me amaste? Sí lo sé.
¿Si aún me amas? Tú callaste la última vez.
Me quedo con tus palabras. Me quedo con un… jamás nuestro problema fue falta de amor. Eso existió, con pasión, entrega y sacrificios. Nos amamos hasta el dolor, nos cuidamos aún en el secreto y el silencio. Nos observamos desde la timidez y lo seguimos haciendo. Fuimos privilegiados por que pudimos vivir el amor hasta la última célula de nuestras entrañas. Es difícil ver como mis ojos ya no son los mismos cuando miran. Pero la vida se abre camino.
Jamás entendí por que… por que no salías corriendo y cambiabas tu destino, como tantas veces lo hice yo, por que no juntábamos océanos. A Tu manera me amaste.
Tranquila mi reina, no he renunciado a vos. Te he reservado para mi memoria, para ese millar de lugares y tiempos hermosos, que juntos vivimos, para esas olas que nos sacaban carcajadas, para ese viento que nos vio galopar uno al lado del otro, para esa tierra que nos moldeaba los dedos cuando caminábamos descalzos, para ese fuego que nos teñía de naranja y borraba las líneas que nos hacían dos.
Reina, si lo amas, abrázalo, cuídalo, no lo obligues a elegir entre sueños. Entiéndelo, escúchalo, no permitas que la gente los separe, cree en sus sueños, persíguelo hasta dejar tus uñas.
Reina, si no lo haces. Devuélvele el cariño empeñado con una sonrisa y un abrazo, y corre tan rápido y fuerte que el viento te eleve, busca tu amor, tu propio destino, aquel que haga cerrar tus ojos cuando sus manos recorran tu rostro. Aquel que te haga respirar profundo cuando lo veas de lentes leyendo a tu diestra por las noches.
No cometas el error de creer que te enamoraras tan solo por que tú te lo repitas, o por que otros te lo repitan. Ellos no saben de complejidades, y el amor es complejo.
Reina mía, estoy bien, mis días pasan entre el trabajo y las cuentas pendientes, pero de vez en cuando me tomo tiempo para admirar la vida desde la cima de algún verde. Me quieren y soy bien querido. Siento el amor, en mi sonrisa al mirar el espejo y verme todo un hombre, aquel con el que soñaba convertirme. Solo resta el rostro de un niño con cachetes llenos de helado y las manos tranquilas, pero vendrá cuando dios me sonría.
Nos vemos allá. Donde al amor sea eterno.