martes, febrero 20, 2007

¿Que es la felicidad? Camino y me pregunto. Muchas veces en la vida pensé que no podría alanzarla, que es un horizonte o es un una especie de pequeña vena en algún lado del cuerpo, que cuando crees alcanzarla, es solamente algo que se le parece. Pero lo cierto es que la felicidad, a mi pensar, es un balance, son dos columnas del debe y el haber contable de nuestras vidas. La felicidad son momentos escondidos en nuestra memoria, son esos segundos que cuando sonreímos nos llena los huequitos de la cara, son esas carcajadas lanzadas con cuellos estirados, o pequeñas muecas casi imperceptibles para el ojo humano, pero no para el universo. Son esos momentos que recordaremos siempre, cuando alguien nos pregunte, o cuando nosotros mismos lo hacemos, cuando fuimos felices. Es empujar el auto en pareja, descalzos después de hacer el amor, es alimentar a la foquita más pequeña, es saltar sobre las olas mientras una te revuelca, es dormir cucharita cuando en ves de dos son tres.
La felicidad es la mañana perfecta, es el aire puro en el silencio, son las ganas de vivir una pasión, de enfrentar nuevos retos, es el roce del aliento de dios. La felicidad es una búsqueda cruzada, por un santo grial escondido sobre la mesa de la cocina, o la mesa de luz o encima de nuestros anteojos. La felicidad son esas vivencias que aún no han ocurrido, y que le gente que no vive feliz la llama sueños o ilusiones.
Es un estado interno, nada ni nadie puede hacernos felices, es lo que esta en la palma de nuestras manos, o a una sonrisa de distancia.

jueves, febrero 15, 2007

Carta Vieja I

A donde has ido mi pequeña dèjá vu, dime si debo de buscarte entre los pinos de un bosque nevado, o sobre la copa de los árboles, cuando los primeros rayos tiñen las hojas de naranjas, dime si te encuentras río arriba, nadando contra la corriente, como en aquel primer día, donde sangrabas libertades. Dime si debo de buscarte mirando por mi ventana cuando la noche transpira, si debo de esperarte, si debo de secuestrarte en sueños para amarte en prohibido, como lo vengo haciendo cuando el conciente te entrega al subconsciente. Dime si te escondes entre el ruido de los autos, las sombras alargadas y los círculos de maletín y papel, dime si fuiste tras tus sueños, o solo sigues al resto de los tacos, sobre baldosas caminadas. Cuéntame dèjá vu, si hoy tus brazos cargan calor, si tu mirada refleja, si tus labios prueban la sal, si tu cuerpo se extrémese con pequeños espasmos.
Por que desde el día en que no he vuelto a vivirte, no he vuelto a ver el blanco y los amaneceres son solo de borrachas nubes. Las libertades desaparecieron, y solo vivo prisionero de un pasado que me habla al oído cuando viajo en colectivo, desde mi deber hasta mi padecer. Por que desde que no he vuelto a vivirte, la noche ya no traspira, y solo resta perseguirte en sueños, te he buscado en cada automóvil que salta mi hombro, en cada abogado, sus rapideces y sus charlas de arcos y galerías. Mis sueños me abandonaron y levantaron vuelo, no sin antes mirarme a los ojos con la tristeza de la resignación.
Dime mi pequeña dèjá vu, por que no he vuelto a vivir, aquellas cosas que un día viví, los hermosos amaneceres, el blanco, la libertad, los sueños compartidos, el calor en los brazos.