lunes, marzo 27, 2006

A mi amiga, a mi amante, a mi mujer

Quienes somos? La voz de mis miedos susurra, quienes fuimos? Dos montañas con profundos abismos a nuestro alrededor, dos ríos corriendo paralelos en la misma pradera, dos historias cercanas. Fuimos amantes con heridas en el alma, con miradas desconfiadas, con caricias negadas. Fuimos el dolor mas grande, el abandono, la desidia, el desamor, fuimos mentiras, disimulos, viviendo un amor agúlico, sin hambre, incapaz y convaleciente. Dicen por ahí que las relaciones no se pierden, simplemente se transforman, simplemente pasan a ser otra cosa: conocidos, amantes, enemigos, maridos. Que seremos nosotros? Cual será nuestro destino? Solo el tiempo y nuestros sentimientos lo dirán. Pero nos debemos la oportunidad, nos debemos la libertad, nos debemos esas noches de pasión y entrega que alguna vez nos caracterizo, nos debemos la experiencia compartida, nos debemos amor, ese que siempre estuvo, y que escondió su cara entre el dolor y la negación.
La vida es un libro, con paginas finitas, que se escriben de puño y letra una a una, pero yo me negué a escribir nuevas, siempre volvía a aquel preámbulo que una ves escribimos juntos en un semáforo de cuatro tiempos, allí donde nuestros labios comenzaban una historia, digna de ser contada y vivida, una historia de luchas y olvidos, de amor y traiciones, una historia humana y divina.
En la garita de la confesión nos desnudamos, allí dejamos nuestros pecados, en una tarde de sinceridad, nos dijimos cosas que retumbaran una vida, nos gritamos de montaña a montañas las verdades que nos liberaron, aquellas que esperaron toda una vida. Amor mío, si alguna ves llegamos a la sima del cielo, lo aremos como ángeles redimidos en el dolor y la grandeza del perdón. En el amor eterno, ese libre de la carne, ese que nos trajo de vuelta de mas allá del inframundo de los amantes perdidos.
Es por ello que en esta carta te digo adiós, ve y sigue tu destino, ve y construye alegrías, encuentra tu alma en alguna nube escondida, encuentra la redención y la paz, aquella libre de tormentos, y solo cuando lo hagas, cuando tus manos estén fuertes para el amor, libera tus alas, despliégalas al viento, y vuela, tan libre como puedas, hacia aquel paraíso del amor eterno, donde nos volveremos a juntar, para abrazarnos de por vida, bajo la sombra de las cosas por vivir.

Adiós, bienvenida.

lunes, marzo 06, 2006

He dejado de escribir ya hace mucho tiempo, mi mente silencio mis manos. En una esquina de un cuarto oscuro, me encerré a llorar las penas de mi corazón, bambaleante e introspectivo, con los brazos sosteniendo mis piernas replegadas, me entregue a las sodomías de un corazón atormentado, desilusionado y abatido. ya que todo lo planeado y soñado, fue solo la ilusión del amanecer en una caja, mis peores miedos comieron sobre porcelana, festejando su victoria. Confieso que el proceso marcho desde la locura, el odio, el amor, el orgullo, la ironía, la comparecencia, hasta descansar en los regazos de la paz. He hecho las paces con mi corazón y mi mente, mi espíritu descansa, mis ojos recuperaron su brillo, de esperanza y amanecer. La conocí en primavera y finalmente no cambiaria por nada del mundo aquella estación, ni aquel año. Pues aquella ilusión, me llevo a encaminarme en mis sueños, a proteger mis ideales, a luchar por aquellas cosas que en la vida trascienden, a charlas de veredas con maestros sin títulos, a hacer las paces con mis tormentos, y vencer mis demonios. Después de un tiempo infinito, después del tormento, después del dolor de la pérdida, estoy listo para girar la ruleta del destino una ves mas y apostar todas mi fichas a una nueva esperanza, después de lo aprendido, abatirme será imposible, ni en bayonetas de amor escondido, encontrara la desilusión su esperanza. Hoy las piernas vuelven a estirarse, el rostro a afeitarse, la frente recupera el orgullo, las ropas se embeben en colores floridos, hoy el andar deja huella, y mi ejercito de ángeles alados vuelven a ganar respeto.
Si puedes perderlo todo, despues trabajar duramente para recuperarlo, y luego ser capaz de volver a aportarlo toda a un solo giro del destino, entonces, el cielo será tuyo, ya que la suerte esta en favor de los valientes.
Hoy me encuentro ante un Ariel que marcha sin prisa pero con firmeza a conseguir su objetivo, por sus seres amados, por los que quedaron en el camino... pero principalmente, por aquel que se lo merece, por Él mismo.